Sunday 28 June 2015

A school exchange with a German school: the perfect way to discover incredible cities that we never thought we would visit.

English:

A school exchange with a German school: 
the perfect way to discover incredible cities that we never thought we would visit. 

The second trip I went on with my students (this time with a different group) was to Germany. It was especifically an exchange with a school (the Geschwister-Scholl-Gymnasium Stadtlohn) from the city of Stadtlohn, in Germany, in April 2014. Earlier that month, German students came to Mallorca and at the end of the month and until the beginning of May, it was us who went there. The programme was intensive, complete and exceptional. We never had a minute to get bored, we visited a lot of beautiful places, soaked in German (and Dutch - I'll explain why later) culture and traditions and met some wonderful people I keep in touch with today.

Our arrival at the airport was full of happiness and hugs to and from people we had met only a few weeks before. After two hours by bus, we arrived in the city, each student was welcomed by those people who would be their host families throughout our stay and my colleague, David, and I went to the hotel where we would sleep during those days. Actually, it was Andrea and Carolina, the two lovely teachers who organized our entire stay, who took us there.

Stadlohn is a residential town with idyllic houses and flower gardens. The means of transport used in that city are neither cars nor motorcycles but bicycles (and not a normal bicycle, but the typical Dutch-style one). We had to ride one of those bikes one day and we needed some practice at first, but after doing so, we got used to them and we liked them.

One day we went to the city of Münster. The first thing we did the was to go to Mühlenhof museum, which consisted of authentic old houses, sheds with old tools, a school with material that was used centuries ago and a lot of green spaces full of trees and flowers. Also, there was a mill, which was ancient as well, which was the main attraction of the museum. After the museum, we went to the city centre, taking the amazing German punctuality a bit on our own, and visited the huge cathedral with its astronomical clock, which reminded me of my visit to Prague; the Church of St. Lambert; and we had dinner at a traditional German restaurant, where beer and meat (none too appetizing to me) abounded, but where I could eat a dish of pasta with vegetables which was very tasty and drink quite a few glasses of blueberry juice (one of my favorite fruits).

The next day we cycled to Winterswijk (Holland). When we were still in Mallorca, the German teachers sent us the programme and we saw that we had to cycle thirty kilometers, we almost died of a heart attack before we even got on the plane. The truth is that this was the day that we least expected, but it ended up being the best day we had. We left Stadtlohn concerned about the bicycles and about how exhausted we would be at the end of the day and, after several hours and several bike accidents, we reached the beautiful town of Winterswijk, safe and sound, and the landscape that greeted us was worthy of admiration. In fact, it is such an admirable and beautiful scenery that Piet Mondrian, the Dutch avant-garde painter, painted it in 1898.

Another day, when it was already May, we went to Duisburg, an industrial city where we visited an old metal factory. The factory itself is now closed, but not in complete disuse. Today it is an open public space where people can go whenever they want. It has also got a part which is intended for people to give concerts in summer - concerts whose tickets are sold out months before the event - and which is also used as an open cinema. The stairs going up to the higher parts of the plant are somewhat dizzying, but my heroic students and my work colleague dared to go upstairs. I decided to stay downstairs and take pictures from the first floor, where I felt safer. Around the factory there are also public spaces where people practice various sports (even climbing) and which are also used to celebrate young children's birthday parties.

On that same day, we went to see the Gasometer in Oberhausen, too. The Gasometer is a one-hundred-metre-tall container that used to be used to store gas and which is today used for exhibitions. The art they exhibited when we went there was entitled "The appearance of beauty" and collected works (paintings, sculptures, photographs and performances) of different ages and periods.

Finally, this trip included a bank holiday that David and I took advantage of and went to Cologne, and another day when we went to Amsterdam with the students and the German teachers. I'll publish these posts shortly.

This exchange was an exciting, thrilling and beautiful experience. It seems unbelievable the affection that we received from those people in such a short period of time and the many adventures we lived with them. In Germany we discovered many places we never thought we would see in our lives. And for the first time in my life, I think, I celebrated my birthday in another country, with wonderful people who I will never forget: my students, my friend David, the German students and two lovely teachers who I will always keep as true and lasting friends.


Español / Castellano:

Un intercambio escolar con un colegio alemán: la forma perfecta de descubrir ciudades increíbles que nunca pensamos que visitaríamos. 

El segundo viaje que hice con mi alumnado (esta vez con un grupo diferente) fue a Alemania. Fue concretamente un intercambio con un colegio (el Geschwister-Scholl-Gymnasium Stadtlohn) de la ciudad de Stadtlohn, al oeste de Alemania, en abril de 2014. A principios de mes, los alumnos y las alumnas alemanas vinieron a Mallorca y a finales de mes y hasta principios del mes de mayo, fuimos nosotros los que fuimos allí. El programa fue intensivo, muy completo y excepcional. No tuvimos ni un minuto para aburrirnos, visitamos un montón de lugares preciosos, nos empapamos de cultura y tradición alemana (y holandesa - después os explicaré por qué) y conocimos a gente maravillosa con la que seguimos en contacto hoy en día.

Nuestra llegada al aeropuerto estuvo llena de felicidad y de abrazos a y por parte de la gente que habíamos conocido hacía solamente algunas semanas. Después de dos horas de autobús llegamos a la ciudad, cada alumno/a fue acogido/a por las que serían sus familias durante toda nuestra estancia y mi compañero de trabajo, David, y yo, fuimos al hotel donde estaríamos durante todos esos días. En realidad, fueron Andrea y Carolina, las dos encantadoras profesoras que organizaron toda nuestra estancia, las que nos llevaron allí. 

Stadlohn es una ciudad residencial poco transitada, con casas idílicas y jardines llenos de flores. El medio de transporte más usado en esa ciudad no son ni los coches ni las motos, sino las bicicletas (y no unas bicicletas cualquiera, sino las de estilo holandés). Nosotros tuvimos que montar un día en una de estas bicis y necesitamos cogerles práctica al principio, pero después de haberlo hecho nos acostumbramos y les cogimos el gusto.

Un día, fuimos de excursión a la ciudad de Münster. Allí, lo primero que hicimos fue ir al museo Mühlenhof, formado por casas antiguas auténticas, barracas con herramientas antiguas, una escuela con el material que se usaba siglos atrás y un montón de espacios verdes llenos de árboles y flores. Además, había un molino, antiguo también, que era la atracción principal del museo. Después del museo, fuimos al centro de la ciudad, tomándonos un poco por nuestra cuenta la increíble puntualidad alemana, y visitamos la enorme catedral, con su reloj astronómico, el cual me recordó mi visita a Praga; la iglesia de San Lamberto; y cenamos en un restaurante típico alemán, donde abundaron la cerveza y la carne (ninguno muy apetecible para mí), pero donde me pude comer un plato de pasta con verduras que estuvo muy bueno y beberme varios zumos de arándanos (una de mis frutas favoritas).

Al día siguiente fuimos de excursión a Winterswijk (Holanda) en bici. Cuando aún estábamos en Mallorca, nos enviaron el programa y vimos que teníamos que recorrer treinta kilómetros en bicicleta, casi nos morimos de un ataque al corazón antes de ni siquiera subir al avión. La verdad es que era lo que menos nos apetecía a todos, pero acabó siendo el día en que mejor nos lo pasamos. Salimos de Stadtlohn preocupados por las bicicletas y por lo exhaustos que acabaríamos y, varias horas y accidentes de bici después, llegamos a la preciosa ciudad de Winterswijk, sanos y salvos, y el paisaje que nos dio la bienvenida era digno de admiración. De hecho, es un paisaje tan admirable y precioso, que Piet Mondrian, pintor vanguardista holandés, lo pintó en 1898.

Otro día, entrados ya en el mes de mayo, fuimos a Duisburg, una ciudad industrial donde visitamos una antigua fábrica de metal. La fábrica como tal ya está cerrada, pero no en completo desuso. Hoy en día es un espacio público abierto donde la gente puede ir cuando quiera. Además, tiene una parte destinada a dar conciertos en verano, cuyas entradas se agotan meses antes del evento, y que también se usa como cine abierto. Las escaleras que suben a las partes más altas de la fábrica son un tanto vertiginosas y fueron los valientes de mis alumnos y mi compañero de trabajo los que se atrevieron a subir. Yo me dediqué a hacerles fotos desde la parte inferior, donde me sentía más segura. Los alrededores de esta fábrica se han convertido en espacios públicos también donde la gente practica deportes varios (incluso hacen escalada) e incluso usan para celebrar cumpleaños de niños pequeños.

Ese mismo día también fuimos a ver el Gasometer en Oberhausen. Este es un contenedor de unos cien metros de altura que se solía usar para almacenar gas y que hoy en día sirve como recinto par hacer exposiciones. La exposición que había cuando nosotros fuimos se titulaba "La aparición de la belleza" y recogía obras (pinturas, esculturas, fotografías y representaciones) de diferentes siglos y épocas. 

Finalmente, este viaje incluyó un día festivo que David y yo usamos para ir a Colonia y otro día donde fuimos a Amsterdam - cuyas entradas publicaré próximamente.

Este intercambio fue una experiencia excitante, emocionante y preciosa. Parece mentira el cariño que le cogimos a esa gente en tan poco tiempo y la gran cantidad de aventuras que vivimos con ellos y ellas. Descubrimos muchos lugares de Alemania que nunca habíamos pensado que veríamos en nuestras vidas. Y, por primera vez en mi vida, creo, celebré mi cumpleaños en otro país, con gente maravillosa a la que nunca olvidaré: mi alumnado, mi amigo David, el alumnado alemán y las dos encantadoras profesoras con quien siempre mantendré una fiel y duradera amistad. 


Catalan / Català:

Un intercanvi escolar amb una escola alemanya: la forma perfecta de descobrir ciutats increïbles que mai havíem pensat que visitaríem.

El segon viatge que vaig fer amb el meu alumnat (aquesta vegada amb un grup diferent) va ser a Alemanya. Va ser concretament un intercanvi amb una escola (la Geschwister-Scholl-Gymnasium Stadtlohn) de la ciutat de Stadtlohn, a l'oest d'Alemanya, a l'abril de 2014. A principis de mes, els alumnes i les alumnes alemanyes van venir a Mallorca i  a finals de mes i fins a principis del mes de maig, vam ser nosaltres els que vam anar allà. El programa va ser intensiu, molt complet i excepcional. No vam tenir ni un minut per avorrir-nos, vam visitar un munt de llocs preciosos, ens vam empapar de cultura i tradició alemanya (i holandesa - després us explicaré per què) i vam conèixer gent meravellosa amb la qual seguim en contacte avui en dia.

La nostra arribada a l'aeroport va estar plena de felicitat i d'abraçades a i per part de la gent que havíem conegut feia només algunes setmanes. Després de dues hores d'autobús vam arribar a la ciutat, cada alumne/a va ser acollit/-ida per les persones que serien les seves famílies durant tota la nostra estada i el meu company de treball, David, i jo, vam anar a l'hotel on estaríem durant tots aquests dies. En realitat, van ser Andrea i Carolina, les dues encantadores professores que van organitzar tota la nostra estada, les que ens van portar allà.

Stadlohn és una ciutat residencial poc transitada, amb cases idíl·liques i jardins plens de flors. El mitjà de transport més usat en aquesta ciutat no són ni els cotxes ni les motos, sinó les bicicletes (i no unes bicicletes qualssevol, sinó les d'estil holandès). Nosaltres vam haver de muntar un dia en una d'aquestes bicis i vam necessitar agafar pràctica al principi, però després d'haver-ho fet ens vam acostumar i els vam agafar el gust.

Un dia, vam anar d'excursió a la ciutat de Münster. Allà, el primer que vam fer va ser anar al museu Mühlenhof, format per cases antigues autèntiques, barraques amb eines antigues, una escola amb el material que es feia servir segles enrere i un munt d'espais verds plens d'arbres i flors. A més, hi havia un molí, antic també, que era l'atracció principal del museu. Després del museu, vam anar al centre de la ciutat, prenent-nos un poc pel nostre compte la increïble puntualitat alemanya, i vam visitar l'enorme catedral, amb el seu rellotge astronòmic, el qual em va recordar la meva visita a Praga; l'església de Sant Lamberto; i vam sopar a un restaurant típic alemany, on van abundar la cervesa i la carn (cap molt desitjable per a mi), però on em vaig poder menjar un plat de pasta amb verdures que va ser molt bo i beure'm diversos sucs de nabius (una de les meves fruites preferides).

Al dia següent vam anar d'excursió a Winterswijk (Països Baixos) en bici. Quan encara érem a Mallorca, ens van enviar el programa i vam veure que havíem de recórrer trenta quilòmetres en bicicleta, gairebé ens morim d'un atac de cor abans de ni tan sols pujar a l'avió. La veritat és que era el que menys ens venia de gust a tots, però va acabar sent el dia en què millor ens ho vam passar. Vam sortir de Stadtlohn preocupats per les bicicletes i per lo exhausts que acabaríem i, diverses hores i accidents de bici després, vam arribar a la preciosa ciutat de Winterswijk, sans i estalvis, i el paisatge que ens va donar la benvinguda era digne d'admiració. De fet, és un paisatge tan admirable i preciós, que Piet Mondrian, pintor avantguardista holandès, el va pintar l'any 1898.

Un altre dia, entrats ja al mes de maig, vam anar a Duisburg, una ciutat industrial on vam visitar una antiga fàbrica de metall. La fàbrica com a tal ja està tancada, però no en complet desús. Avui dia és un espai públic obert on la gent pot anar quan vulgui. A més, té una part destinada a donar concerts a l'estiu, les entrades dels quals s'esgoten mesos abans de l'esdeveniment, i que també es fa servir com a cinema obert. Les escales que pugen a les parts més altes de la fàbrica són una mica vertiginoses i van ser els valents dels meus alumnes i el meu company de treball els que es van atrevir a pujar. Jo em vaig dedicar a fer-los fotos des de la part inferior, on em sentia més segura. Els voltants d'aquesta fàbrica s'han convertit en espais públics també, on la gent practica esports diversos (fins i tot hi fan escalada) i també fan servir per celebrar aniversaris  de nins petits.

Aquest mateix dia també vam anar a veure el Gasometer a Oberhausen. Aquest és un contenidor d'uns cent metres d'altura que se solia usar per a emmagatzemar gas i que avui dia serveix com a recinte per a fer-hi exposicions. L'exposició que hi havia quan nosaltres hi vam anar es titulava "L'aparició de la bellesa" i recollia obres (pintures, escultures, fotografies i representacions) de diferents segles i èpoques.

Finalment, aquest viatge va incloure un dia festiu que en David i jo vam fer servir per anar a Colònia i un altre dia on vam anar a Amsterdam. Publicaré aquestes entrades pròximament.

Aquest intercanvi va ser una experiència excitant, emocionant i preciosa. Sembla mentida l'afecte que li vam agafar a aquesta gent en tan poc temps i la gran quantitat d'aventures que vam viure amb ells i elles. Vam descobrir molts de llocs d'Alemanya que mai havíem pensat que veuríem en les nostres vides. I, per primera vegada a la vida, crec, vaig celebrar el meu aniversari a un altre país, amb gent meravellosa a la qual mai oblidaré: el meu alumnat, el meu amic David, l'alumnat alemany i les dues encantadores professores amb qui sempre mantindré una fidel i duradora amistat.


Stadtlohn:















Münster:


Mühlenhof.


Mühlenhof.


Mühlenhof.


Mühlenhof.


Mühlenhof.


Mühlenhof.


Mühlenhof.


Mühlenhof.


Mühlenhof.


Mühlenhof.


Church of St. Lambert.
Iglesia de San Lamberto.
Església de Sant Lamberto.


The cathedral.
La catedral.


The cathedral.
La catedral.


The cathedral.
La catedral.


The cathedral.
La catedral.


Astronomical clock.
Reloj astronómico.
Rellotge astonòmic.


Astronomical clock.
Reloj astronómico.
Rellotge astonòmic.




Winterswijk:








Duisburg:








Oberhausen:





No comments:

Post a Comment